5 formas de tener paz con Dios, contigo mismo y con los demás

La paz es un tesoro que valoramos más de los que nos damos cuenta, tener paz, nos brinda energía renovada y felicidad

Primera de Pedro 3:11 es una de mis escrituras favoritas. Dice: «Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala» [No desees simplemente tener paz con Dios, con tus semejantes y contigo mismo, ¡persigue esa paz, ve tras ella!]».

«Perseguir» es una palabra fuerte. Requiere acción y hacer lo que sea necesario para mantener la paz en nuestras vidas. Significa no siempre «hacer lo que queremos» o tener la última palabra en una discusión. Requiere que confiemos en Dios aún más que en las personas de nuestras vidas. Pero todo vale la pena.

Reciba el perdón de Dios. La paz con Dios es el fundamento de la paz en todas las demás áreas de nuestras vidas. Jesús es el «Príncipe de Paz» (Isaías 9: 6) y es solo a través de una relación con Él que alguna vez experimentaremos el verdadero contentamiento.

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Isaías 9:6

Cuando pecamos, lo mejor que podemos hacer es arrepentirnos, pedirle a Dios que nos perdone y luego tomar la decisión de no vivir en la culpa. La culpa es inútil. Sentirnos constantemente culpables, en realidad nos debilita y hace que caigamos en más pecados.

Te animo a leer y meditar en 1 Juan 1: 9 «Si admitimos que hemos pecado y confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo… Y perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad… «.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

1 Juan 1:9

Toma la decisión de agradarte a ti mismo. Puede sonar gracioso preguntar, pero ¿Qué tipo de relación tienes contigo mismo? La verdad es que no puedes llevarte bien con nadie más hasta que te lleves bien contigo.

Una vez una amiga me contó: Durante años, tuve que lidiar con el odio hacia mí misma debido al abuso sexual que soporté cuando era niña. Debido a que no me agradaba a mí misma, era casi imposible para mí disfrutar de la paz con mi esposo u otras personas. Sin embargo, cuando dediqué tiempo a la Palabra de Dios y le pedí que me cambiara, finalmente comencé a verme a mí misma de la forma en que Él me ve; ¡Empecé a gustarme a mí misma! Y a tener paz con Dios.

Te animo a que averigües lo que Dios dice sobre ti en Su Palabra. Pídele que te ayude a cambiar tu imagen de ti mismo. Porque disfrutar de la vida y disfrutar de otras personas, todo comienza con saber quién dice Dios que eres y realmente agradarte a ti mismo.

No te compares con los demás. Comparar y competir con otras personas es una de las formas más rápidas de perder la paz y la alegría. Hay tanta libertad en aprender a ser feliz con quien eres sin estar celoso de las habilidades o logros de otra persona.

Por ejemplo, tengo un amigo al que le gusta memorizar partes de la Biblia. Hubo un día en el que me desafío con eso, sintiendo que debería hacer lo mismo. Sé muchas Escrituras, e incluso he memorizado varios versículos, pero la memorización nunca ha sido mi fortaleza… y está bien. No significa que sea menos espiritual o que de alguna manera no sea tan bueno como mi amigo. ¡Solo significa que estoy siendo yo mismo! y eso me genera paz con Dios y con todo mi entorno.

Acepta a otras personas tal como son. Casi me agoté tratando de cambiar a la gente hasta que me di cuenta de que no se supone que todos sean como yo. Todos nacemos con diferentes personalidades dadas por Dios y nunca fuimos destinados a ser iguales.

Mi amiga Sigrid me contó: Mi esposo Dave es tranquilo y tiene la capacidad de disfrutar casi todo lo que hace. Nunca olvidaré nuestros viajes al supermercado como joven matrimonio. Tenía mi lista y me tomaba en serio el cumplimiento de nuestra misión. Dave, por otro lado, estaba empujando a los niños en el carrito, riendo y pasándolo muy bien. ¡Me enfadaba tanto!

Dave siempre ha sido un hombre muy sabio y responsable, pero quería que fuera «serio» como yo. Cuando finalmente dejé de intentar cambiarlo, trajo una paz tremenda. Ahora, realmente disfruto y valoro la personalidad de Dave. De hecho, a lo largo de los años, ¡el Señor me ha ayudado a disfrutar de mi vida y a ser aún más como él!

Claro, todos tenemos áreas en las que realmente necesitamos cambiar, pero solo Dios puede cambiarnos. Lo mejor que podemos hacer por los demás es orar por ellos… Y aceptarlos justo como son.

Deja que Dios controle tu vida. Proverbios 16: 9 dice: «El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos.».

Mi amiga Carmen me contó: Solía ​​tener un plan para todo, incluido mi esposo, mis hijos y mi ministerio, y a veces me frustraba si las cosas no salían como corresponde. En otras palabras, ¡quería que el Señor hiciera las cosas a mi manera! Sin embargo, Dios es más inteligente que nosotros y quiere que pongamos nuestra confianza en Su gran plan para nuestras vidas.

A menudo digo que la confianza requiere preguntas sin respuesta. En el momento, es posible que no siempre entendamos «por qué», pero como el salmista David podemos decir: «Mi tiempo está en tus manos» (Salmo 31:15). Más adelante, miraremos hacia atrás y descubriremos que el Señor tenía todo lo mejor en mente para nosotros.

En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.

Salmos 31:15

Te animo a que sigas confiando en Dios incluso cuando las cosas no tengan sentido. Es una forma segura de disfrutar la vida y experimentar paz con Dios, contigo y tu entorno.

Salmo 31: Declaración de confianza

31 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás;
Líbrame en tu justicia.

2 Inclina a mí tu oído, líbrame pronto;
Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme.

3 Porque tú eres mi roca y mi castillo;
Por tu nombre me guiarás y me encaminarás.

4 Sácame de la red que han escondido para mí,
Pues tú eres mi refugio.

5 En tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.

6 Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias;
Mas yo en Jehová he esperado.

7 Me gozaré y alegraré en tu misericordia,
Porque has visto mi aflicción;
Has conocido mi alma en las angustias.

8 No me entregaste en mano del enemigo;
Pusiste mis pies en lugar espacioso.

9 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia;
Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo.

10 Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar;
Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.

11 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio,
Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos;
Los que me ven fuera huyen de mí.

12 He sido olvidado de su corazón como un muerto;
He venido a ser como un vaso quebrado.

13 Porque oigo la calumnia de muchos;
El miedo me asalta por todas partes,
Mientras consultan juntos contra mí
E idean quitarme la vida.

14 Mas yo en ti confío, oh Jehová;
Digo: Tú eres mi Dios.

15 En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.

16 Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
Sálvame por tu misericordia.

17 No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado;
Sean avergonzados los impíos, estén mudos en el Seol.

18 Enmudezcan los labios mentirosos,
Que hablan contra el justo cosas duras
Con soberbia y menosprecio.

19 !!Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
Que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!

20 En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.

21 Bendito sea Jehová,
Porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.

22 Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos;
Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.

23 Amad a Jehová, todos vosotros sus santos;
A los fieles guarda Jehová,
Y paga abundantemente al que procede con soberbia.

24 Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová,
Y tome aliento vuestro corazón.